Apple está siendo muy criticada por los programadores y por algunos clientes debido a su decisión de no abrir el iPhone a las aplicaciones de terceros. Las explicaciones que Apple ha dado hasta ahora para justificar tal decisión son bastante poco convincentes. Newsweek cita a Steve Jobs:
"No queremos que nuestro teléfono sea una plataforma abierta... Necesitamos que funcione cuando tiene que funcionar. Cingular [el operador móvil norteamericano que venderá el iPhone en exclusiva] no toleraría que toda su red de la costa Oeste se cayera por culpa de algún programa mal hecho."
Tales declaraciones han provocado la siguiente respuesta sarcástica en la
lista de correo del Palm Entrepreneurs Forum (un foro de empresas de software para móviles):
"¿Así que existe una API para tumbar la red? Supongo que no será void TakeDownNetwork() sino más bien algo como void KeepNetworkUp (int nSeconds) y que corresponderá a cada aplicación el no llamar a dicha función con nSeconds <= 0. Yo diría que lo primero es desactivar la función en cuestión. Y si no existe, tal vez convendría no preocuparse por ella".
Si el lector no es programador, tal vez no entienda el chiste, pero el hecho es es que se han vendido millones de teléfonos avanzados Palm Treo y Windows Mobile que ofrecen la posibilidad de utilizar aplicaciones de terceros, sin que Cingular se haya inmutado (y sin que su red se haya caído, ya que estamos).
Así pues, lo de Steve es una excusa. La pregunta es ¿cuáles son sus verdaderos motivos?. Circulan dos teorías principales:
- Apple pretende garantizar una experiencia de uso perfecta, y no se fía de que los desarrolladores no la estropeen.
- El sistema operativo del iPhone tiene puntos débiles o le faltan piezas que serían vulnerables a daños causados por aplicaciones de terceros.
La pega está en que ambas cosas podrían ser resueltas fácilmente si Apple quisiera de verdad. Si desea una experiencia de uso perfecta, podría admitir aplicaciones de terceros a través de un programa de certificación. O bien podría admitir aplicaciones, pero sin darles publicidad, de modo que el usuario medio nunca se enteraría de que existen, pero permitiría que quienes desean aplicaciones pudieran disponer de ellas. En cuanto a la estabilidad del SO del teléfono, Apple lleva dos años y medio desarrollando el iPhone, y el software está basado en Mac OS X. Dudo mucho que el SO del iPhone sea frágil.
Por mi parte, quisiera proponer una explicación alternativa. No estoy nada seguro de que sea cierta, pero las pruebas coinciden, y tiene sentido dado el historial de Apple.
No creo que sea cuestión de controlar la experiencia de uso del iPhone, sino más bien de controlar a los usuarios del iPhone.
Para explicar lo que quiero decir, me veo obligado a resumir brevemente la historia de los ordenadores Macintosh, desde el punto de vista de Steve Jobs:
- Apple es pionero con el Lisa, y luego con el Macintosh, gracias a un interfase revolucionario que Xerox había sido demasiado torpe para comercializar.
- Apple se deja la piel evangelizando y promocionando conjuntamente miles de extraordinarias aplicaciones para el Macintosh.
- Microsoft utiliza sus productos para el Apple II para extorsionar a Apple, obteniendo así el derecho a clonar el sistema operativo del Mac.
- Microsoft produce Windows.
- Todos esos desarrolladores de software cuyos productos Apple contribuyó a promocionar, convierten sus aplicaciones a Windows.
- La cuota de mercado del Macintosh acaba siendo inferior al 5%
Y aquí tenemos de nuevo a Steve, 23 años después, con otra plataforma informática innovadora que incorpora un interfase de usuario revolucionario. Durante el anuncio del iPhone indicó claramente que el nuevo dispositivo está fuertemente patentado y que nadie va a poder clonarlo. ¿Por qué molestarse en decir algo así? ¿No les parece muy revelador sobre su estado de ánimo? ¿Por qué otra razón iba a sacar el tema de la clonación, a menos que estuviera recordando la historia del Macintosh y Windows?
Y si estaba recordando el Macintosh, ¿qué otros puntos flacos podría querer resolver?
En mi opinión, Steve no quiere que nadie copie ninguno de sus aspectos diferenciales, y eso incluye las aplicaciones de terceros. Si tengo razón, acabarán abriendo el iPhone a aplicaciones de terceros seleccionadas, pero los desarrolladores tendrán prohibido (ya sea por medios técnicos o por contrato) convertir las aplicaciones resultantes a ningún otro teléfono avanzado. La economía iPhone se parecerá al parque de desarrolladores de alguna de las plataformas de videojuegos, estrictamente controladas por el propietario de la plataforma.
por Michael Mace